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Medicina familiar y comunitaria, eje del sistema de salud

Por: Universidad César Vallejo
Mayo 22 de 2022
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En tiempos de la pandemia por COVID-19 hemos visto cómo todas las inversiones para intervenirla se centraron en la búsqueda de diagnósticos, tratamientos y vacunas, y se dejaron de lado el fortalecimiento del autocuidado y el empoderamiento comunitario en salud que es lo más importante para mejorar el comportamiento social. Se ha demostrado que los países que han aplicado estrategias de atención primaria en salud (cuidados esenciales de salud) han sido quienes tienen mejor estado de bienestar y han resistido mejor a los impactos de la pandemia, pero quienes hemos tenido enfoques patocéntricos u hospitalocéntricos hemos tenido resultados reprochables. En tal sentido, cobra relevancia práctica toda estrategia que sea realmente de salud pública y reivindique lo declarado en Alma Ata en 1978 acerca de los cuidados esenciales de la salud. La medicina familiar y comunitaria es la quinta especialidad troncal de la medicina (las otras cuatro son medicina interna, cirugía, ginecología y pediatría) y es la única que se deriva de la llamada atención primaria en salud (APS) que más bien debería denominarse “cuidados esenciales de salud”. Los médicos familiares no nos enfocamos tan solo en la enfermedad sino en las personas que tienen problemas de salud (uno de ellos la enfermedad) y que la expresan por sus dolencias -expectativas, percepciones y experiencias–. En el 2010, WONCA (World Organization of National Colleges, Academies and Academic Associations of General Practitioners/Family Physicians) en la ceremonia de apertura del Congreso Mundial de Medicina Familiar de Cancún, México, fijó el 19 de mayo como fecha para homenajear a esta rama de la medicina. La intervención de un médico de familia es más que una atención, es un CUIDADO que se enfoca en que la persona no sea sobrediagnosticada ni sobretratada (prevención cuaternaria) en la familia, con sus recursos sociales para lograr superar las crisis que se presentan en un entorno de funcionalidad o disfuncionalidad, y la comunidad, como un entorno organizativo que promueve la solidaridad y el autocuidado. El médico de familia no interviene a la persona en “etapas de vida” sino por “curso de vida”, que es la visión longitudinal del pasado, presente y futuro de un ser humano para abordar los actuales problemas de salud y prevenir los que vendrán. Es ese médico de cabecera que tanta falta nos hace. Este año 2022, para celebrar nuestro día, WONCA ha emitido el lema internacional “SIEMPRE AHÍ PARA CUIDARTE”. Un “siempre” que fundamenta la CONTINUIDAD de nuestro servicio; un “ahí” que simboliza DONDE ESTÉS, es decir, no esperar a que vengas a una consulta sino estar contigo donde tú te desenvuelves: en tu familia, en tu comunidad; y un “cuidarte” que nos habla de CUIDADO, de longitudinalidad, no de atención que tiene enfoque vertical. Ese cuidado debe ser accesible, equitativo, sostenible y de alta calidad. La medicina familiar y comunitaria puede laborar perfectamente en cualquier nivel de atención, no solo el primer nivel, y responder interconsultas especializadas de abordaje integral complejo. Finalmente, esta noble especialidad, con sus propios instrumentos y detalles, es aquella que se internaliza en lo más profundo del ser atendiendo lo biológico, psicológico y social al mismo tiempo. No es un generalista, no es un triajista ni tampoco el filtro de atención del primer nivel, por lo que se requiere que en nuestro país se impulse y difunda más esta especialidad muy relevante en los países más desarrollados.  En tal sentido, exhorto a todos los colegas de la especialidad a no perder su compromiso con el encargo conferido y no solo ser especialistas de medicina familiar y comunitaria de título sino, sobre todo, de hecho. ¡Feliz día, médico de familia peruano!
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