Elaborar una investigación demanda una actividad compleja que requiere una organización secuencial y coherente entre cada componente interno. Uno de los aspectos fundamentales para certificar la cualificación de un estudio o investigación es la consistencia general, que se refiere a la coherencia entre los distintos elementos que la componen: problemas, objetivos, hipótesis, diseño, población, resultados, conclusiones y sugerencias.
La coherencia en una investigación
Uno de los errores más frecuentes en la elaboración de una tesis es la desconexión o falta de relación entre sus componentes. Con frecuencia, en algunas investigaciones los objetivos no se alinean claramente al problema formulado. Mientras que, en otras el diseño metodológico no se ajusta a los objetivos del estudio o a las hipótesis. En consecuencia, la consistencia debe ser entendida como la alineación lógica y secuencial entre los elementos centrales de la tesis, garantizando que las preguntas de investigación guarden coherencia con los objetivos, y que estos estén alineados con las hipótesis, diseño metodológico, resultados, discusión y conclusiones. Finalmente, es fundamental que todo esté acorde con la metodología de investigación.
Por ejemplo, si una investigación busca estudiar la relación entre el uso de tecnologías educativas y el rendimiento académico, el problema debe formularse en términos de medir dicha relación y los objetivos deben ser cuantificables o medibles. A su vez, estos objetivos deben guardar coherencia con las hipótesis, es decir, expresar una afirmación sobre la relación de las variables en el sentido de los objetivos y problemas. Luego, pasando al diseño de investigación, al elegir cada elemento, como enfoque, tipo, diseño, población, muestra e instrumento; también debe haber conexión con los anteriores componentes.
El riesgo de desarrollar un componente de la tesis con excesivo rigor
Otro de los errores más comunes en la elaboración de una tesis es la desproporción en la profundidad o rigurosidad de algún componente y descuidar los otros. En mi experiencia como asesor, revisor y jurado de tesis, he podido evidenciar algunos trabajos donde uno de los componentes está fuertemente desarrollado; por ejemplo, un marco teórico amplio, robusto y coherente, frente a una metodología débil y a veces algo incoherente, o quizá los coeficientes estadísticos utilizados incompletos o insuficientemente interpretados. Este tipo de error ocurre cuando el tesista, creyendo estar enfocándose en lo que considera el mayor aporte de su investigación, “marco teórico”, descuida los otros componentes. Sin embargo, todos los elementos de la tesis demandan una rigurosidad y atención para que la investigación no se convierta en una “Tesis Frankenstein”, donde ciertos componentes crecen desproporcionadamente mientras otros quedan deformes o incompletos.
En síntesis, una buena tesis, es aquella que mantiene una estructuración coherente y sus componentes son pertinentes, rigurosos y secuenciales. De no ser así, se corre el riesgo de elaborar estudios o “Tesis Frankenstein”, donde el rigor y la profundidad en un componente se desestabilizan con las inconsistencias u omisiones en otros.
La consistencia general de una tesis está en mantener en todo el trabajo de investigación, coherencia y equilibrio. Esto se puede considerar como el esqueleto sobre el cual se edifica toda la investigación. Esta organización se plasma en un documento que se le conoce muchas veces como “Matriz de consistencia”. Así como un arquitecto debe asegurarse un buen diseño y distribución del espacio en los planos, una tesis consistente también garantiza que los componentes estructurales guarden coherencia desde la etapa de diseño y, posteriormente, en el desarrollo o informe de investigación.
Por ello, es fundamental que desde las primeras etapas de una tesis -proyecto de tesis- se tenga un asesor que oriente y guíe la consistencia y equilibrio que hemos mencionado.