Según la Ley Universitaria N.° 30220 en el Perú, la investigación científica no solo es una necesidad académica, sino también un requisito legal para el desarrollo de la educación superior. Esta ley establece la obligatoriedad de realizar un trabajo de investigación para obtener el grado de bachiller, así como una tesis para obtener el título profesional. No obstante, más allá de ser una obligación normativa, la realización de una tesis representa una oportunidad valiosa para que los estudiantes contribuyan al conocimiento y a la resolución de problemáticas sociales. En este sentido, las tesis no solo son una herramienta de titulación, sino también una vía para generar soluciones innovadoras a los desafíos en diversas áreas del conocimiento.
Sin embargo, uno de los principales retos que enfrentan muchas universidades es la baja calidad de los trabajos de investigación, atribuida en algunos casos a factores como la formación metodológica insuficiente, la falta de recursos e infraestructura adecuada y el escaso aprovechamiento de las herramientas tecnológicas disponibles. Esta situación requiere intervención por parte de las instancias competentes, así como el fortalecimiento del rol de los asesores de tesis, quienes deberían desempeñar un papel más activo y eficaz en el acompañamiento de los estudiantes, contribuyendo a la mejora de la calidad de las investigaciones.
La realización de una tesis es un proceso complejo que implica la recolección y el análisis de datos, así como un enfoque metodológico riguroso y una capacidad crítica para abordar problemas que pueden tener un impacto directo en la comunidad. Por tal motivo, en el contexto de la educación superior, el acompañamiento adecuado de un asesor de tesis se convierte en un elemento fundamental para esta tarea. Su función va más allá de ser un simple guía en la redacción de la tesis: debe proporcionar apoyo metodológico, ético y académico, contribuyendo a que las investigaciones cumplan con los requisitos establecidos y aporten de manera significativa al conocimiento en su área de estudio.
Dificultades enfrentadas por los estudiantes en la elaboración y sustentación de tesis
Los estudiantes enfrentan una serie de temores y desafíos en la elaboración de su tesis que van más allá de aspectos técnicos. Frecuentemente, se cuestionan sobre cómo comenzar, qué línea de investigación elegir, la pertinencia y viabilidad de su tema, así como el alcance y la metodología a utilizar. Preguntas como: ¿qué tema debería elegir? ¿cómo podría definir adecuadamente el problema de investigación? ¿cómo estructurar correctamente la hipótesis? y ¿cuál es la metodología más adecuada? son comunes, lo que genera una incertidumbre constante. Además, estas interrogantes se ven acompañadas por el estrés derivado de la carga de trabajo, los trámites administrativos y, en muchos casos, la presión por cumplir con los plazos establecidos. Todo esto puede llevar a una sensación de ansiedad y falta de confianza, lo que dificulta aún más el proceso investigativo.
Según estudios realizados en universidades peruanas, las dificultades más comunes incluyen la falta de conocimiento metodológico, la inseguridad sobre cómo estructurar el proyecto de investigación y el temor al fracaso en la defensa de la tesis. A menudo, los estudiantes no se sienten preparados para abordar de manera rigurosa los aspectos técnicos de la investigación, lo que puede generar una falta de confianza en sus propios resultados o conducir a la procrastinación, retrasando así la entrega del trabajo final. Entre las principales dificultades que enfrentan los estudiantes en la elaboración y sustentación de sus tesis destacan:
- Falta de orientación adecuada: estudios revelan que un porcentaje significativo de estudiantes enfrenta problemas debido a la falta de asesoría efectiva durante el proceso de investigación. Muchos asesores no dedican suficiente tiempo ni atención individualizada a los estudiantes, provocando que los trabajos de tesis carezcan de una dirección clara y generando confusión en los estudiantes.
- Inexperiencia metodológica: otras investigaciones señalan que los estudiantes de pregrado enfrentan dificultades al momento de aplicar metodologías de investigación rigurosas. En muchos casos, no cuentan con la formación adecuada para desarrollar una metodología coherente y robusta, lo que afecta directamente la validez y profundidad de sus trabajos.
- Falta de recursos y tiempo: publicaciones académicas indican que un alto porcentaje de estudiantes enfrenta problemas relacionados con el acceso limitado a recursos bibliográficos, tecnológicos y financieros para realizar una investigación de calidad. Además, muchos deben compatibilizar sus estudios con actividades laborales, lo que reduce el tiempo que pueden dedicar al desarrollo de su tesis.
- Problemas de sustentación: otros estudios destacan que un gran porcentaje de estudiantes experimenta estrés durante las sustentaciones de tesis, lo que puede afectar negativamente su desempeño. El miedo al fracaso, la presión por cumplir con las expectativas de los jurados y la inseguridad sobre la solidez de su investigación son factores que contribuyen a este malestar. Esta situación puede generar bloqueos emocionales y dificultar la comunicación clara de las ideas, reduciendo las probabilidades de éxito en la defensa de la tesis.
La desorganización y el desconocimiento de herramientas de investigación pueden generar ansiedad y miedo frente a los obstáculos del proceso. En este sentido, el asesor de tesis se convierte en una figura fundamental que ayudará a mitigar dichas inquietudes, proporcionando orientación metodológica, apoyo emocional y estratégico, lo que permite al estudiante enfrentar los desafíos con confianza y claridad.
La labor del asesor de tesis
El asesor de tesis desempeña un papel crucial en la calidad de la investigación de los estudiantes, por ello debe contar con una serie de habilidades y asumir diversas responsabilidades a lo largo del proceso investigativo.
- Orientación constante y activa: debe brindar un acompañamiento continuo a lo largo de todo el proceso de investigación, desde la formulación del problema hasta la redacción final y la sustentación. Ello implica mantener reuniones periódicas, ofrecer retroalimentación constante y realizar un seguimiento cercano de los avances del estudiante.
- Dominio del área temática: debe contar con un profundo conocimiento de la especialidad, asegurando que la orientación proporcionada esté alineada con las metodologías más avanzadas y las tendencias actuales del campo de estudio.
- Fomento de la creatividad y el pensamiento crítico: el asesor debe incentivar a los estudiantes a pensar de manera crítica y original, desafiando las ideas preconcebidas y promoviendo la exploración de nuevas soluciones o enfoques a los problemas planteados en la tesis.
- Capacidad para impartir formación metodológica: debe ser capaz de enseñar y guiar a los estudiantes en el uso de herramientas y metodologías de investigación, desde el diseño hasta la recopilación de datos, el análisis y la interpretación de los resultados.
- Compromiso con la ética de la investigación: tiene la responsabilidad de asegurar que los estudiantes trabajen bajo los principios éticos de la investigación, previniendo el plagio y garantizando la integridad de los datos y resultados obtenidos.
- Dominio de herramientas tecnológicas y uso de las TIC en la gestión de información: el asesor de tesis debe contar con un sólido dominio de las TIC, permitiendo la gestión eficiente de bases de datos y fuentes de información que faciliten un acceso rápido y organizado a recursos clave. Esto optimizará la calidad de la investigación y responderá a las exigencias del entorno académico actual.
En el contexto actual, el rol del asesor es esencial, no solo desde el punto de vista metodológico, sino también en el acompañamiento emocional y psicológico. Debe ser una figura cercana que guíe al estudiante en el diseño y desarrollo de la investigación, al mismo tiempo que ofrezca contención frente a sus miedos y dudas. Además de brindar orientación constante en aspectos metodológicos, debe actuar como un coach que ayude a gestionar el estrés y la presión administrativa. Su función debe ir más allá de lo académico, proporcionando seguridad y confianza, y fomentando el desarrollo de habilidades emocionales que permitan afrontar las dificultades inherentes al proceso. Un buen orientador debe escuchar, ofrecer retroalimentación constructiva y crear un ambiente de apoyo, asegurando que el estudiante se sienta respaldado en cada etapa del camino.
Para que esto sea posible, es fundamental que las universidades prioricen programas de formación continua para sus orientadores y el desarrollo de tecnologías que optimicen el proceso de asesoría. Solo con un acompañamiento integral, capacitación metodológica sólida y un compromiso firme con la calidad académica, las tesis podrán cumplir con los requisitos institucionales y aportar significativamente al conocimiento y al desarrollo sostenible del país. Invertir en la mejora de los procesos de asesoría es una necesidad académica, una estrategia crucial para fortalecer la educación superior y contribuye al progreso social y económico del Perú.
Este cambio solo podrá materializarse si se lleva a cabo una revisión profunda del desempeño actual de los asesores. Es imprescindible cuestionar si sus funciones se ajustan a las demandas actuales de los estudiantes y al contexto académico global. En la actualidad, los estudiantes requieren conocimientos metodológicos, además de apoyo emocional y estratégico que los guíe a lo largo de su proceso investigativo. Por ello, las universidades deben replantear el modelo de asesoría, garantizando que los asesores ofrezcan una orientación holística que permita a los estudiantes no solo cumplir con sus objetivos académicos, sino también afrontar los retos del proceso con confianza, resiliencia y determinación. Solo de esta manera se logrará un verdadero avance en la calidad de la investigación y en el desarrollo académico y profesional de los futuros egresados.