A consecuencia de la escasez de productos fertilizantes que ha golpeado al sector agrícola de nuestro país durante el transcurso del año, se analizan otras alternativas con el propósito de que continúe la producción de los insumos que son vitales para nuestra alimentación y que esto no afecte negativamente la economía de los peruanos.
Haniel Soliz Muñoz, magíster y doctor en Ingeniería Química Ambiental y docente de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad César Vallejo (UCV), explica que, ante la falta de urea para los cultivos, los agricultores pueden inclinarse también por otras opciones para continuar con el proceso de siembra y cosecha.
“Normalmente, hay que elaborar de manera tradicional la fertilización de los campos. Se puede utilizar el estiércol de los animales o residuos orgánicos como, por ejemplo, cenizas. Hay productos que pueden reemplazar la urea, como es el caso de los biofertilizantes obtenidos de los residuos orgánicos como bioles o también biosólidos a partir del estiércol de los animales a través de una biodigestión anaeróbica”, comenta.
Respecto a la escasez y el alto costo de fertilizantes que perjudican la agricultura en el Perú, el experto en ingeniería química ambiental de la UCV se refiere a la realidad de la producción de los fertilizantes en nuestro país y analiza una posible solución para paliar esta situación.
“Existe una planta de fosfatos en Bayóvar (Piura) que sirve para elaborar fertilizantes. Este producto es enviado a los Estados Unidos y, de ahí, regresa con otro precio para ser vendido en el Perú. Creo que políticamente se puede renegociar con la empresa extranjera y reestructurar el contrato con el fin de poder obtener fertilizantes a un precio razonable, ya que el Perú es una fuente de producción de fertilizantes de fosfatos”, declara.
Asimismo, el Dr. Soliz Muñoz agrega: “Para que exista una garantía en la entrega de fertilizantes, debe haber una gestión donde intervenga el Estado, el sector privado y la academia. Al aliarse dichas partes, se puede generar un documento para que la academia lleve a cabo una investigación adecuada, a través de la vigilancia tecnológica, para generar un producto de calidad que se pueda analizar e ir mejorando. Así podríamos tener un producto estable”.
Con el objetivo de aportar otras alternativas para enfrentar este problema, el catedrático considera que, para tener un sector agrario sólido, se debe capacitar a todos los agentes que intervienen y además tener en cuenta el tema de los plaguicidas.
“Hay que generar un cambio de mentalidad con respecto a los plaguicidas químicos, pues ocasionan daños graves. Lo ideal es sembrar policultivos, no un solo producto, con el fin de evitar las plagas. Asimismo, hay que utilizar insecticidas orgánicos y sembrar ciertas plantas que surtan nitrógeno cuando se requiera, o que al hacer cultivos mixtos podamos regular las características del suelo”, precisa.
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