En el año 2020, a nivel mundial, todas las organizaciones iniciaron una nueva modalidad llamada “teletrabajo”; sin embargo, las empresas y colaboradores no estaban preparados para esta nueva era. Los colaboradores compartían más tiempo o gran parte del día en sus centros laborales, donde frecuentemente se enfrentaban a diversos escenarios o conflictos. Por eso, hoy es de mucha importancia el desarrollo e implementación de las habilidades blandas en las organizaciones; estas han adquirido gran importancia y valor en el mundo de los negocios ya que sirven para resolver inconvenientes y enfrentar de manera correcta la jornada laboral.
El desarrollo de las soft skills en las organizaciones benefician habilidades como, por ejemplo, incentivar y motivar el trabajo en equipo, poseer un buen nivel de comunicación entre los colaboradores de la organización y, dentro de sus áreas, adaptabilidad al cambio ante los distintos escenarios y actitud positiva en la oficina.
Estas habilidades son percibidas por las jefaturas como cualidades positivas en un colaborador, especialmente cuando estamos en un mercado tan competitivo como el que vivimos actualmente. En las organizaciones existe la alta rotación laboral y las empresas necesitan en este mundo globalizado colaboradores que sean productivos y estén alineados con el crecimiento de la empresa. Los expertos recomiendan algunas capacidades que se pueden mejorar en el retorno a lo presencial: comunicación efectiva, liderazgo y gestión, adaptación al cambio y nuevas tecnologías, optimismo y superación, y trabajo en equipo.
“Hoy en día, los líderes de negocios buscan que las aptitudes y valores de sus futuros colaboradores compaginen con la filosofía de su empresa”, señala Caty Di Maggio, vicepresidenta regional de Ventas y Mercadeo para Latinoamérica de Brother International Corporation.
Realizar capacitaciones a los colaboradores en habilidades blandas puede generar muchos beneficios a una organización. Para seguir compitiendo en un mercado altamente competitivo y con muchos desafíos, como el actual, las organizaciones tienen la oportunidad de fortalecer estas capacidades y lograr la diferencia del resto. Las habilidades blandas no nacen por sí solas ni son producto de una educación espontánea, sino de un esfuerzo constante por desarrollar conductas de valor, hábitos que se internalizan en nuestra conducta.
Una habilidad blanda, la asertividad por ejemplo, nos permitirá desarrollar competencias fundamentales como la empatía. Al saber transmitir y recibir con efectividad un mensaje, podremos establecer mejores canales de negociación.
"Cuando una persona empieza a trabajar es, principalmente, un productor individual y en esa instancia las habilidades duras son esenciales, pero a medida que empieza a interactuar con otros y colaborar o gestionar el trabajo de pares o subordinados, las blandas se hacen esenciales", indica Florencia Alippe, gerenta de Desarrollo y Comunicaciones Internas de Ernst & Young.
Los conocimientos solucionan problemas técnicos, pero las crisis no solo se resuelven de manera técnica, sino de forma adaptativa como las que brindan las habilidades blandas.
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