La Organización Mundial de la Salud (OMS), considera a la inactividad física como el cuarto factor de riesgo de mortalidad más importante en el mundo; esto se plasmó en el año 2010, en el documento donde brinda recomendaciones mundiales sobre actividades físicas para la salud; por tanto, la OMS insiste en la importancia de la actividad física desde los primeros años de vida.
Del mismo modo, la Organización de las Naciones Unidas para la erradicación del hambre Food and Agriculture Organization (FAO); ha estimado que, el 33% de los adultos y el 75% de los adolescentes en el mundo, no realizan actividad física de acuerdo a los niveles recomendados por ellos. (FAO, 2018).
Actualmente estamos viviendo tiempos realmente alarmantes como consecuencia de la pandemia por COVID-19, que nos ha llevado a mantenernos estáticos; permaneciendo en un determinado lugar sin tener actividad física. Y además de ello el hábito de consumir comidas con bajo índice de valor nutritivo.
El sedentarismo es un tema que quizás muchas personas desconocen, no tienen ni siquiera idea del riesgo mortal que pueden estar afrontando; en estas circunstancias es necesario cambiar ese estilo de vida, por uno que tenga más actividad física; ya que luego podemos lamentarnos.
Quizás algunos puedan pensar que esta enfermedad puede atacar sólo a las personas adultas, pero ese pensamiento es erróneo; cada persona que no tiene actividad física es susceptible, inclusive los niños; ellos que están en la etapa de poder disfrutar, jugar y que de un momento a otro tengan que estar confinados en un determinado lugar; por el descuido de los padres, por no haber disciplina o tener a su alcance demasiados objetos que los distraigan y los mantengan ocupados; quitándoles el derecho de poder tener una vida complementada con ejercicio.
Es necesario saber que las consecuencias del sedentarismo infantil, podrían ocasionar un bajo nivel de autoestima en niños; ya que los involucrados estarían pasando por cuadros de obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares y problemas de poder relacionarse con los demás como: estrés, ansiedad y las llamadas enfermedades no transmisibles (ENT).
La mejor manera de poder prevenir el sedentarismo infantil, es integrar al niño a los juegos en casa, pero no necesariamente a juegos de manipulación manual, sino donde involucre el movimiento corporal, estamos hablando a la inserción del niño a los juegos tradicionales.
Estos juegos que quizás con el pasar de los años están siendo olvidados, pero nosotros podemos cambiar eso y hacer revivir esas épocas y ponerlos en práctica con los niños, sólo requieren del propio cuerpo de este; sin necesidad de utilizar otro tipo de objetos que limiten la actividad física del niño. Éste aprenderá a ser feliz con tan poco, aprenderá a relacionarse, a ser más creativo, reír, respetar, ser más paciente; y sobre todo se va a involucrar de manera colectiva con el resto, ya que en los juegos tradicionales participa más de una persona.
Muchas veces los docentes utilizan los juegos tradicionales como medios de enseñanza, para el logro de aprendizajes significativos en niños y niñas que contribuyen al desarrollo y formación integral como seres humanos. Si bien los juegos tradicionales fueron transmitidos de generación en generación, se busca revalorar lo nuestro; lo que nuestros padres y abuelos jugaron y que contribuyen a desarrollar habilidades motoras básicas; además de promover una vida más activa, previniendo desde pequeños la aparición de enfermedades no transmisibles (ENT).
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