ES | EN | PT |
Menu Cerrar
Encuentra el programa que buscas
Programas
Modalidades
Campus
Carreras
Noticias / Eventos +
Noticias / Eventos

Importancia de las habilidades blandas en la docencia universitaria

Por: Dr. Carlos Chong Rengifo
Docente del Programa SUBE
Campus Tarapoto
abril 24, 2025
Compartir:
importancia-de-las-habilidades-blandas-en-docencia

El término “habilidad” suele asociarse con la capacidad de realizar una tarea con destreza. Así, las habilidades representan la aptitud para ejecutar correctamente y con facilidad acciones físicas, mentales o sociales. En el contexto actual, donde el entorno social y laboral cambia vertiginosamente, las universidades enfrentan el reto de formar individuos de manera integral. Es aquí donde las habilidades blandas, o soft skills, juegan un papel crucial.

 

Estas habilidades se refieren a rasgos de carácter, competencias interpersonales y formas de interacción que permiten a una persona desenvolverse adecuadamente en su entorno. A diferencia de las habilidades duras, centradas en el conocimiento técnico, las blandas están más relacionadas con el comportamiento, la actitud y la inteligencia emocional.

 

En el competitivo mundo laboral actual, las empresas ya no buscan únicamente títulos académicos, sino profesionales con habilidades de pensamiento crítico, empatía, adaptabilidad y capacidad para resolver conflictos. Por lo tanto, es fundamental que las universidades fomenten estas competencias en los estudiantes y docentes.

 

El rol del docente no puede limitarse a la transmisión de contenidos. Además, debe ser capaz de reconocer y gestionar las emociones de sus estudiantes, propiciar un ambiente de confianza, fomentar el trabajo colaborativo y orientar de manera efectiva el comportamiento en el aula. Estas capacidades enriquecen el proceso educativo y preparan mejor a los estudiantes para enfrentar el mundo real.

 

Por otro lado, la innovación educativa ya no se limita a incorporar tecnología o nuevos métodos pedagógicos. También implica integrar estrategias para desarrollar habilidades sociales y emocionales, esenciales para desenvolverse exitosamente en entornos laborales diversos y cambiantes.

 

Las habilidades blandas se han convertido en un factor diferenciador dentro del mercado laboral. Cuando dos candidatos poseen similares niveles de conocimiento y experiencia, las soft skills son el elemento decisivo en la elección.

 

Algunas razones que refuerzan su importancia en la educación superior son:

 

  1. Facilitan la integración laboral: permiten una interacción efectiva entre trabajadores, promoviendo ambientes laborales saludables.
  2. Son duraderas, pero difíciles de adquirir: es clave desarrollarlas durante la formación académica, cuando aún se está en proceso de crecimiento personal y profesional.
  3. Impactan directamente en el éxito profesional: mientras las habilidades duras permiten acceder a un empleo, las blandas garantizan la permanencia y el ascenso.
  4. Responden a nuevas demandas laborales: hoy no basta con saber, es esencial comunicarse adecuadamente, liderar, empatizar y trabajar en equipo.

 

De otro lado, los docentes tienen un rol protagónico en la formación de estas habilidades. No deben limitarse a impartir conocimientos técnicos, sino también a convertirse en mentores que propicien experiencias significativas dentro y fuera del aula.

 

Además, es fundamental que cultiven sus habilidades blandas: saber escuchar, comunicar de forma asertiva, liderar con empatía, manejar conflictos y adaptarse a contextos diversos. La actualización constante es clave. Un docente debe considerarse un aprendiz permanente, con un proceso continuo de enseñar, aprender, desaprender y volver a enseñar.

 

Los docentes deben ser capaces de diseñar estrategias de enseñanza que involucren activamente a los estudiantes, centradas en el desarrollo integral y no únicamente en el rendimiento académico. De esta manera, se promueve una educación que forma personas y no solo profesionales.

 

Las instituciones de educación superior están llamadas a ofrecer una formación completa. Esto implica preparar a los futuros profesionales para enfrentar con éxito retos técnicos y situaciones que demanden liderazgo, comunicación, pensamiento crítico y habilidades interpersonales.

 

Implementar programas formativos que desarrollen estas competencias es indispensable. Estudios han demostrado que los estudiantes que cultivan habilidades blandas obtienen mejores resultados tanto académicos como laborales. Asimismo, una educación centrada en la persona favorece la inclusión, la cooperación y el bienestar general en la comunidad universitaria.

 

Fortalecer las habilidades blandas en los estudiantes universitarios representa una decisión estratégica para su futuro. En un mundo cada vez más tecnificado, lo humano se convierte en el mayor valor diferencial. Las universidades deben replantear sus currículos para insertar estas competencias como parte esencial de la formación profesional.

 

En esta era de cambios acelerados, la educación debe formar personas empáticas, resilientes y colaborativas. Porque, al final del día, más allá de la tecnología o el conocimiento técnico, lo que realmente marca la diferencia es la calidad humana con la que enfrentamos los desafíos de la vida.

Noticias relacionadas