- Especialista de Psicología de la UCV advierte que el irrespeto a las normas y la convivencia deficiente en las vías aumentan la probabilidad de accidentes de tránsito.
El accidente registrado el martes 28 de octubre en El Agustino —donde un tren del Ferrocarril Trasandino impactó contra un bus de transporte público y un vehículo particular, dejando 10 personas heridas— vuelve a dejar en evidencia una realidad que se repite en las calles del país: la falta de cultura vial y el comportamiento riesgoso que adoptan muchos ciudadanos al transitar por la ciudad.
Más allá de las causas técnicas, la conducta humana y la poca responsabilidad social se mantienen como factores clave en la seguridad vial. La convivencia en las vías requiere más que conocimientos de manejo: exige valores, respeto y control emocional.
El estrés como acelerador de imprudencias
La Dra. Sandra Fuentes Chávez, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad César Vallejo (UCV), resaltó que el ritmo acelerado de las ciudades influye directamente en las decisiones que se toman al volante o al caminar por la vía pública.
“El estrés y la presión diaria deterioran la capacidad de juicio, atención y reacción, lo que lleva a decisiones imprudentes en el tránsito, tanto en conductores como en peatones”, comentó la psicóloga.
Según la especialista, cuando las personas están tensas, subestiman los riesgos y priorizan llegar rápido antes que llegar seguros. “Estos factores disminuyen la capacidad de concentración, lo que hace que los conductores pasen por alto señales, semáforos o inclusive peatones. Un conductor estresado puede llegar a subestimar el peligro de manejar rápido o sobrepasar a otro vehículo en condiciones inseguras”, expresó.
Respecto a quienes transitan a pie, advirtió que “la presión por llegar rápido a su destino puede llevar a cruzar vías por zonas y en momentos inseguros, ocasionando accidentes de tránsito que pudieron evitarse”.
Cultura vial: respeto, empatía y responsabilidad
Los accidentes de tránsito evidencian que no basta con exigir a las autoridades que fortalezcan el control o la infraestructura. También se debe transformar la forma en que nos relacionamos en las calles.
“Practicar el respeto por los derechos de los demás usuarios de las vías públicas es fundamental; ello llevará a no invadir espacios prohibidos ni imponer conductas agresivas. Además, la tolerancia para evitar reaccionar con hostilidad ante errores o diferencias”, comentó la Dra. Fuentes.
Para la especialista, una convivencia vial adecuada reduce accidentes y mejora la calidad de vida de todos. A ello se suma un aspecto emocional clave: “manejar las emociones como la ira o la frustración; son actitudes que hacen entender que el tránsito por una ciudad es compartido y que todos somos responsables de su buen funcionamiento”.
Prevención diaria: una tarea de todos
La cultura vial también se construye con educación constante y estrategias para el autocuidado. La psicóloga señaló que el entorno comunicacional puede convertirse en un aliado para la seguridad.
“Se puede aprovechar el uso y consumo de redes sociales, medios tradicionales y espacios públicos para llegar a todos los segmentos de la población, promoviendo el autocuidado como un factor clave para proteger nuestra vida y la de los demás. Resulta vital involucrar a toda la sociedad en el cumplimiento de las normas”, enfatizó.
Finalmente, recordó que el diseño urbano debe acompañar este cambio social. En esa línea, apuntó que “mejorar la señalización, iluminación, pasos peatonales y ciclovías es necesario para reducir riesgos físicos y facilitar decisiones responsables”.
Construir un tránsito seguro requiere compromiso real
La Universidad César Vallejo impulsa iniciativas formativas y de concientización orientadas al bienestar social y la convivencia ciudadana. Si deseas aportar a una cultura vial responsable y contribuir a un país más seguro, te invitamos a estudiar en la UCV. Solicita información ingresando al siguiente enlace: https://somos.ucv.edu.pe/pregrado
