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Mujer: familia, educación e igualdad

Por: Universidad César Vallejo
marzo 18, 2022
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Cada 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Esta fecha busca destacar la lucha de la mujer por la igualdad, la justicia y sus derechos.  Teniendo en cuenta lo mencionado, es necesario centrarnos en uno de los tantos aspectos indispensables: la educación en la mujer. La educación es un derecho humano y constituye un instrumento necesario para alcanzar los objetivos de la igualdad, el desarrollo y la paz. La educación no discriminatoria beneficia tanto a las niñas como a los niños y conduce a relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres.   Recordemos que, décadas atrás, la educación de la mujer solo quedaba en ideales y aspiraciones. Si bien todo ello ha ido cambiando, este cambio ha movilizado un sinfín de actividades en distintos niveles: familiar, con la pareja, trabajo, educación, etc., lo cual ocasiona incertidumbre en todos ellos ya que no han sido capaces de crear los ajustes necesarios que posibiliten sostener este nuevo equilibrio de una manera satisfactoria. En la familia es usual escuchar que la mujer es la principal encargada de la crianza de los niños. Hombres y mujeres comparten la creencia de que ella tiene una “sensibilidad especial” por el hecho de ser mujer, que le permite saber qué les pasa a los niños y cómo manejarlos. A la mujer le ha sido difícil renunciar a la exclusividad en el ejercicio de este rol, considerado para la mayoría un elemento base de su identidad. Sin embargo, ahora vemos con mayor frecuencia a hombres que comparten labores del hogar; a parejas que coordinan sus temas laborales y profesionales, turnándose en cuanto a trabajo, estudios y en quién llevará la prioridad del trabajo en el hogar y de la crianza. Estos diálogos, años atrás, eran menos frecuentes o, en el peor de los casos, inexistentes.  Se puede observar, en este sentido, la intención de dialogar acerca de estos temas, lo cual representa un gran avance y muestra una dirección hacia la igualdad. En la educación observamos cada vez mayor presencia de mujeres en los centros de educación superior, la mujer profesional tiene múltiples oportunidades; pero, a veces, por decisiones familiares, se queda a mitad de camino. “Muchas mujeres crecen en casa con la obligación de casarse, tener una familia y dedicarse a las tareas domésticas, lo que disminuye las aspiraciones de la persona”. Las mujeres mantienen creencias y representaciones respecto de su rol, como si las cosas no hubiesen cambiado; esta es la mayor fuente de tensión y explica en parte los mayores índices de problemas de salud mental y depresión que se exhiben hoy en nuestro país. La persona no está completa si no participa, como ser social, de su relación con las personas que viven a su alrededor. Y el trabajo es el medio por el cual el ser humano desarrolla sus habilidades, hace crecer su comunidad y le permite obtener el apoyo necesario para su propio progreso y el de los que dependen de este. La mujer se debe desarrollar como ser humano en todos sus aspectos, y esto incluye el acceso a empleos dignos y bien remunerados, en los que se valoren sus capacidades y no sea discriminada por pertenecer al género femenino.  Finalmente, comparto algunas actividades para fomentar la igualdad de oportunidad entre niños y niñas: -Mismas responsabilidades y actividades en los quehaceres domésticos. -Educación sin estereotipos. Ni princesitas ni príncipes azules: “niños y niñas de verdad y felices”. -Los juguetes y deportes no tienen sexo o género: “enséñale la importancia del juego y deporte en vez de criticarlo”. -Evitar las frases “los niños no lloran” y “las niñas se ven mejor calladitas”. Así, no crecerá pensando que es malo expresar sus emociones y sentimientos ni que quedarse callada es lo mejor ante cualquier situación.
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