En los últimos años, WhatsApp ha evolucionado como una herramienta vital para la comunicación diaria. Se usa para hablar con nuestros familiares, realizar transacciones comerciales, organizar tareas laborales o simplemente para saludar a un amigo. Sin embargo, este mismo entorno de confianza ha sido aprovechado por una de las estafas digitales más frecuentes y peligrosas en la actualidad: la suplantación de identidad.
Cada vez es más frecuente escuchar relatos de personas que reciben mensajes de un “amigo” o “familiar” solicitando dinero de forma urgente. En muchos casos, el número es correcto, la imagen también y el tono del mensaje parece confiable. Pero tras ese mensaje no está la persona que conocemos, sino un estafador que ha infiltrado su cuenta de WhatsApp. El método que emplean estos estafadores es sencillo y eficaz: convencen a la víctima para que comparta su código de verificación o, en otros casos, crean cuentas falsas utilizando las fotos de la persona, haciendo creer que han cambiado de número.
Lo preocupante no es solo la facilidad con la que se producen estos fraudes, sino el impacto emocional y financiero que pueden causar. Muchos han caído en la trampa y han enviado dinero convencidos de que ayudaban a alguien cercano. Además, en las víctimas de esta modalidad de estafa persiste una sensación de inseguridad mucho tiempo después de ocurrido el incidente. ¿Puedo confiar en mis contactos?, ¿y si mañana me sucede a mí? Son algunas de las preguntas que surgen.
Es fundamental entender que luchar contra este flagelo no es únicamente un desafío técnico, sino también social. Existe una carencia de educación digital que nos hace susceptibles a tales engaños. Muy pocas personas tienen activada la verificación en dos pasos en esta aplicación y la mayoría ignora los pasos a seguir si su cuenta es vulnerada.
Por ello, es necesario empezar a conversar más sobre estos asuntos. Las plataformas digitales tienen la responsabilidad de mejorar sus medidas de seguridad, pero también los usuarios deben aprender a salvaguardar su identidad digital e instruir a quienes los rodean. No es suficiente con compartir cadenas de advertencia; es necesario generar una verdadera conciencia sobre los peligros que existen en el entorno digital.
En resumen, la suplantación de identidad a través de WhatsApp no es un fenómeno aislado ni exclusivo de "personas descuidadas". Es un reflejo de cómo la tecnología puede ser utilizada en nuestra contra si no estamos preparados. Hablar del tema, informarse y tomar precauciones no es una actitud paranoica, es una forma de protegernos mutuamente en un mundo cada vez más interconectado y más vulnerable.
¿Cómo evitar caer en esta estafa?
- Activa la verificación en dos pasos en WhatsApp.
- Nunca compartas el código de verificación que llega por SMS, ni siquiera con alguien que parezca conocido.
- Desconfía de mensajes que pidan dinero urgente, incluso si vienen de alguien cercano.
- Confirma por llamada si recibes una solicitud sospechosa.
- Reporta cuentas falsas o hackeadas directamente en la app.
- Educa a tus contactos sobre este tipo de fraudes, especialmente a los más vulnerables.
En tiempos donde la confianza se transmite por mensajes, estar alerta y bien informado es la mejor defensa.